Corazón tranquilo

Ayer sentí que me salía de mi centro.
De pronto el suelo dejaba de estar firme, me sentía cansada, con dudas. La mente negativa empezó a apoderarse de mí.
Una y otra vez me iba del instante presente, me desenraizaba y entraba en el bucle que mi mente había elegido alimentar por mí. Todo se volvía peligroso, inseguro y la respiración  se perdió por el camino.


Entonces me di cuenta. No puedo cambiar lo que pienso en estos momentos, no puedo decirle al miedo que se vaya por donde vino si ya está aquí.


Pero si puedo saludarle, darle las gracias por mostrarme con tanta claridad que me había ido de mi centro y tratar de centrarme en la respiración.
Aquello que nos ancla a tierra y nos permite estar vivos.


Cuando dejamos de respirar nuestro cuerpo físico falla y se va. Alejarse del presente, dejar de respirar, dejar que los miedos controlen nuestra mente, es una forma de perderse la vida.


Permitir el miedo, la duda, la angustia.


 Permití no tener el control de una mente positiva o neutra, lo permití todo y así fue como volví.
Respiré, respiré y respiré.  Visualicé mis raíces, mi cuerpo cansado y lo abracé.
Me abracé. Conecté con el amor que había perdido hacia mi misma y me nutrí. Me di afecto, contención, escucha, aceptación y poco a poco, al ritmo de mi respiración la paz y la calma fueron volviendo.


El amor fue entrando de nuevo y comprendí, que no tenemos el control sobre nada, más que sobre nosotros mismos. Por eso es tan importante estar en uno mismo.
Estoy en mí.


Gracias por mostrarme el camino de vuelta a casa; al corazón.


Corazón tranquilo.







No hay comentarios:

Publicar un comentario